Nuestros patronos

Los Santos Niños Justo y Pastor, hermanos de 7 y 9 años respectivamente, son el fundamento y las raíces de la fe en la diócesis de Alcalá de Henares. Corría el año 306 en la ciudad de Complutum. La fe cristiana era perseguida por el Imperio Romano en la persona de su emperador, Diocleciano.

Viendo el miedo y sufrimiento que imperaba, estos dos hermanos arrojaron sus tablillas escolares y decidieron presentarse ante Daciano para dar testimonio de su fe y de su amor a Dios. No renegaron de su fe, al contrario, manifestaron con gran fervor su amor a Dios.

Primero amenazaron al mayor, Pastor, para ver si Justo renegaba de su fe por miedo. Pero no fue así, se fortalecieron el uno al otro y se hicieron dignos del don del martirio.

La noticia de este acontecimiento desató una gran conmoción en la Hispania cristiana perseguida y enardeció la fe de aquellos cristianos que tal mal lo estaban pasando por la persecución diocleciana.

Se dice tradicionalmente que la sangre de los mártires es semilla de cristianos, y así sucedió. Gracias a su testimonio impactante, la fe creció fuertemente. Un siglo después, Asturio, obispo de Toledo, encontró los restos de los Niños y decidió trasladar su sede episcopal a Complutum, convirtiéndose en el primer obispo complutense.

Tanta fue la fe que despertaron los Santos Niños, que en el año 646, el rey visigodo Chindasvinto los proclamó patronos de la Hispania visigoda. Debido a la invasión musulmana de la Península Ibérica, un peregrino francés, Urbicio (posteriormente San Urbicio), trasladó al Valle del Nocito (Huesca) las reliquias para protegerlas y evitar que fueran saqueadas, y allí quedaron a salvo.

Con gran insistencia, el rey Felipe II solicitó al papa San Pio V que las reliquias volviesen a Alcalá. Finalmente se logró este hecho tan anhelado por los complutenses, saliendo a hombros desde Huesca en enero de 1568 y llegando a Alcalá el 7 de marzo de 1568, entrando en procesión por la Puerta de Guadalajara, y desde entonces conocida como Puerta de los Mártires.

Recuerdan los escritos de Ambrosio de Morales, que se trató de la procesión más importante y solemne jamás realizada en Alcalá. Parte de estas reliquias se custodian y veneran en la Catedral-Magistral de Alcalá. El resto se conserva en la Iglesia de San Pedro el Viejo, en Huesca. Los Santos Niños son para nosotros testimonio de fe en Jesucristo y ejemplo de entrega a los demás. Ellos no dudaron en ofrecerse por sus hermanos y así los enardecieron y mantuvieron viva su fe. Ellos nos enseñan también la posibilidad de ser santos. De ser santos desde niños, desde la sencillez y con ese ejemplo de amor a Jesucristo y estar dispuesto a vivir para Él.

En agosto de 2014 se reinstauró la Asociación Diocesana de los Santos Niños.

Su objetivo fundamental es acercar a todas las personas al Señor poniendo como ejemplo el testimonio de los Santos Niños, un testimonio de amor desde la sencillez de los niños. Además, la Asociación se encarga de mantener viva las raíces de la fe en nuestra Diócesis mediante la organización de celebración de la Solemnidad del martirio de los Santos Niños (6 de agosto) y de la Fiesta de la Reversión de las reliquias de los Santos Niños (7 de marzo).