La Delegación de Pastoral Penitenciaria acompaña a las personas privadas de libertad, así como a sus familias, en su proceso de rehabilitación y reinserción social. Esta delegación ofrece un acompañamiento espiritual y emocional a los reclusos, llevando esperanza, apoyo y consuelo a aquellos que se encuentran en prisión, promoviendo su dignidad y ofreciendo herramientas para su crecimiento personal y espiritual. Además, la pastoral penitenciaria también trabaja para apoyar a las familias de los internos, quienes a menudo enfrentan momentos difíciles debido a la situación de sus seres queridos
Esta Delegación, a través de los capellanes y de los voluntarios, se ocupa de organizar actividades, programas y visitas dentro de las cárceles. Además, trabaja en tres áreas clave: las celebraciones litúrgicas, la catequesis y el acompañamiento. Las celebraciones litúrgicas, como la Eucaristía y la confesión, son una forma de ofrecer a los internos la oportunidad de encontrar paz y perdón. La catequesis y el acompañamiento personal les permiten sentir que son escuchados y valorados. La acción caritativa también es un aspecto fundamental de la pastoral penitenciaria, ya que a través de la misma se ofrece apoyo a los presos.